“Hoy es mi quinto día sin calefacción ni agua caliente. Esta es la peor semana de heladas en muchos años, según cuenta la televisión a diario.
Tac, tac, tacatá.
Cuatro días duchándome con agua calentada al fuego y un cacito. Hasta he perfeccionado la rutina. Incluso he descubierto formas de ahorrar agua: soy capaz de ducharme con siete litros escasos. Soy el orgullo del Ministerio de Medio Ambiente.
Tac, tacatá, tac, tac.
Puedo confirmar que el frío es bueno contra el envejecimiento de la piel. Ahora parezco más joven. Mucho más. Tanto que ayer mi madre intentó ponerme pañales. Los rechacé: la orina me ayudará a calentarme.
Tacatá, tac, tac.
También leí que el frío aumenta el vigor sexual pero no he podido confirmarlo. Rakhely está bajo cuarenta capas de ropa y cualquier intento de quitarle una sola puede terminar en matanza. Empiezo a olvidar su rostro.
Tacatá, tac, tac, tacatá.
Eso sí, la CPU nunca estuvo mejor refrigerada. Y los tacatás no son las teclas: son mis dientes."
¿Cuántas veces ha gritado por teléfono a un servicio técnico o de “atención al cliente”? Algunos sí que saben cómo vengarse, no hay peor astilla que la de la misma madera. El Teleoperador es el seudónimo de un blogger que sabe cómo funcionan las cosas al otro lado del teléfono. Hace justo un año, en pleno invierno, una avería le dejó cinco días sin calefacción ni agua caliente. El relato en tres capítulos de cómo consiguió no morir congelado, de cómo logró que llegase el servicio técnico cuando todo estaba perdido, es tan instructivo como divertido. Les adelanto parte del truco: consiste en eliminar intermediarios y gritar sólo a la persona adecuada.
La mítica aventura de Gas Natural Servicios 1, 2 y 3
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