"Bonitas historias de entretenimiento sobre la humillación cotidiana de existir"
viernes, noviembre 4
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Bueno llevo buena racha, ahora mismo he visto La Novia Cadaver de Tim Burton y Una historia de Violencia.
La primera, recuerda muchisimo a Pesadilla Antes de Navidad. La animación es igual y los escenarios macabros también.
Aunque la pelicula está realizada para los niños los adultos la pueden disfrutar incluso mas que los babys. Dura algo más de una hora y diez minutos por lo que los niños no excesivamente inquietos pueden verla.
Sobre la pelicula, la verdad es que no soy del todo imparcial adoro a Tim Burton y más desde que hizo Pesadilla, trata sobre dos novios que van a realizar un matrimonio de conveniencia pero cuando el novio, esta practicando los votos se los dice a una novia muerta la cual se lo lleva al mundo de los muertos. La historia esta extraida de un cuento popular. Yo la recomiendo encarecidamente pero para mi es inferior a mi querida Pesadilla solo ponerle una pega: las canciones, no sé si es que me estoy volviendo mayor pero aunque he visto de nuevo hace poco la anterior pelicula de animación de Burton y disfruto como un enano en lo relativo al apartado musical pero en ésta no me ha llegado de todas maneras espero que gane el Oscar a Mejor Pelicula de Animación.
Todo sucede con una fluidez admirable y Burton se encuentra tan a gusto como hacía mucho que no se le veía, volviendo a explotar las obsesiones que ha mostrado en sus películas pero de una forma mucho más relajada y sutil. El factor miedo, que tan presente estaba en Pesadilla Antes de Navidad, desaparece por completo en esta película, a pesar de que la muerte es el tema omnipresente.
Lejos está La Novia Cadáver de presentar personajes estrafalarios que se han convertido en iconos de nuestro tiempo (seguro que todos hemos visto bolsos con la cara de Jack Skellington), pero tanto mayor es el mérito del film por mostrarnos a personajes relativamente humanos tan perfectamente distinguibles y graciosos, en particular el mostacho andante de mayordomo de la familia Everglot y por supuesto, la propia Novia (que en fin... rayos, está muy buena).
Burton es uno de los poquísimos directores actuales que no cuenta historias, sino que narra cuentos. Cuando le sacan de su mundo, se pierde (véase El Planeta de los Simios). Pero cuando los personajes que lo habitan sirven para contar una historia con moraleja, Burton florece. La historia de amor es, como era de esperar en el realizador, precisa, al grano y nada empalagosa, con una protagonista digna de mención, empeñada en hacer cierta la frase de que el amor puede realmente vencer a la muerte.
El film trata temas serios y particularmente graves (aquí nadie se disfraza de Papá Noel, eso es seguro) pero el pulso firme del realizador lo convierte en una comedia ligera de enredo al más puro estilo clásico con mano maestra hasta permitirse el lujo de terminarlo en plan peli de acción, en un cambio de registro muy agradecido.
Y finalmente, técnicamente La Novia Cadáver no conoce par. La animación es mucho más fluida, las expresiones de los personajes son mucho más precisas y realistas, y la cámara se mueve con completa libertad en un verdadero festín visual cortesía del codirector del film, Mike Johnson. Lo realmente sorprendente es que momentos más brillantes del film en este sentido no tienen lugar durante los números musicales (deliberadamente rebajados en todos los aspectos: más breves, menos explosivos) sino en las secuencias que dan forma a una de las historias mejor contadas que he visto en mucho tiempo, con protagonistas brillantes, espléndidos secundarios y un brillante sentido del ritmo que vuelven a demostrar que Burton se mantiene en una espléndida forma, sea el formato que sea.
Sobre Una Historia de Violencia:
Mucho que decir, primero recomendarla a cualquiera, para mi, la mejor pelicula de este año. Los actores estan geniales.
¿Qué nos fascina de la violencia, de la capacidad de ejercer un poder físico sobre los demás para hacerles daño? ¿Qué ganamos con ello? ¿Qué perdemos? ¿Cómo afecta nuestro comportamiento a los seres queridos? ¿Somos capaces de ocultar nuestros deseos de destrozar a alguien o, al final, terminamos dándoles salida de una forma u otra? Y aún mejor: ¿cómo nos enfrentamos, la gente normal, a aquellos que son capaces de ejercer una violencia letal sin inmutarse lo más mínimo?
Todas estas preguntas son fáciles de hacer, pero responderlas es bastante más complicado. Éste es el tópico central de Una Historia de Violencia, la primera gran película de 2005, y el regreso al cine de un creador excepcional como David Cronenberg por la puerta grande.
Todas esas preguntas formuladas anteriormente no tienen mucho sentido para Tom Stall (Viggo Mortensen). Propietario de un tranquilo bar en un idílico pueblo norteamericano, devoto padre de Jack y Sarah, y amante esposo de su mujer Edie (Maria Bello), en un matrimonio que todavía mantiene la chispa del amor, Tom vive sus días con paz y tranquilidad hasta que una noche, y en una escena de suspense, dos psicópatas entran en su bar con la intención de cargarse a todo Cristo.
Sin ahondar mucho en lo que pasa y pifiar la que es la mejor secuencia del año, diremos sencillamente que Tom salva la situación, se convierte en un héroe y tras salir en las cadenas de medio país, unos viejos amigos llegan para ajustar cuentas.
A partir de ese momento comienza la destrucción del modo de vida americano contemplada por David Cronenberg, el hombre que lleva revolviendo intestinos desde hace 20 años. La primera y mejor decisión que toma el director es que podemos prescindir del componente moral de Una Historia de Violencia y seguirla como un magnífico western de ritmo lento y pausado que te explota en la cara en las tres grandes secuencias de acción del film: sangre a granel, incluyendo maravillosos planos marca Cronenberg capaces de cortarte la digestión de la semana pasada.
Si decidimos escuchar el mensaje del film y su moraleja las cosas comienzan a adoptar otra perspectiva, mucho más real y palpable en los efectos que el comportamiento de Tom tiene sobre su propia familia.
Les está haciendo daño, aunque él no pueda evitarlo. Su comportamiento destructivo es asimilado por su hijo, sin ir más lejos, que pasa de esquivar al matón de su escuela con ingenio y elegancia a repartir hostias como panes a aquellos que antes se burlaban de él.
Y el caso de su mujer, Edie, no es mucho mejor, puesto que progresivamente va pasando por estados de incredulidad, rabia y finalmente decepción respecto a la doble vida que su marido ha intentado ocultar .
Pero si ajustado es el retrato de los buenos, con los malos no hay compasión: son auténticos criminales.
El enfrentamiento entre las personas "normales" y los criminales sólo provoca dolor, eso está claro. Asistir a ese triste espectáculo y comprender que toda acción violenta tiene un efecto proporcionalmente devastador es la principal idea de esta película.
Como siempre se dice la violencia engendra violencia.
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