Cuando una lengua te recorre de arriba abajo dibujando toda tu desnudez, te calienta con su humedad y a la vez vas notando el frescor que invade cada centímetro de piel mojada que la lengua va dejando atrás..
Cuando de un sexo ardiente, hinchado, que te penetra por fin después de un largo juego..parece que te va a quemar las entrañas..ese contraste de calor y frío que sientes cuando en esa agitación del cabalgue el sexo accidentalmente se escapa de tu vagina dejando que el ambiente más fresco que tu temperatura interior te ponga el vello de punta..
Cuando una lengua ansiosa te penetra la boca, se enrosca con la tuya de una manera acelerada, cuando esa lengua te llena enterita y te mueres por comértela una y otra vez, esa lengua sale a tomar aire, a bajar el ritmo porque su dueño pierde el aliento..y es entonces cuando los labios se te enfrían y se secan de repente al contacto con el aire..
Cuando una boca succiona tu pezón, deleitándose en chupetearlo, inundarlo de su saliva, succionándolo ejerciendo una presión cada vez más fuerte. Cuando el pezón está tremendamente erguido, duro, sediento de mimos, esa boca se separa de tu cuerpo y el pezón se queda petrificado al no estar ya protegido por ese calor que emana de esa boca..
Cuando entregada a la degustación de un delicioso sexo, despliegas tu lengua intentando abarcar todo su diámetro, abres tu boca desesperada por albergar todo ese tesorito dentro de ti, aceleras el ritmo y de repente te separas para incorporarte y mirarle a los ojos, tus labios que se estaban quemando se congelan mientras disfrutan de la visión..
Cuando tu cuerpo agitado, tremendamente excitado se enrosca a su cuerpo y sin tiempo de llegar a la cama, acaba desnudo en pleno pasillo contra la pared. Dios, esa piel ardiendo contra la pintura fría es demasiado..
Como me gustan los contrastes!.
Desde el blog de Gemmina
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