Pocas películas han sabido dejarme tan satisfecho después de su visionado, lo cierto es que he tenido la mala costumbre de juzgar por la portada y creía que esta iba a ser la típica comedia americana. Menos mal que un amigo del trabajo me dijo que de verdad merecia la pena.
El problema es ver a Jim Carrey en la portada, una portada un tanto complaciente e impregnada de alegría y risas que me resulta muy, pero que muy inadecuada para una película tan reflexiva y compleja como esta.
El argumento es difícil de explicar sin destripar cosas, pero lo intentaré. Trata de un tal Joel, que un día se levanta, coge un tren y se enamora de una chica que pasaba por allí. Esta chica se llama Clementine, y también parece sentir algo por él. Él permanece totalmente inseguro ante su presencia alegre y extrovertida, pero ella le ayuda a vivir y llega a comprender muy bien su personalidad, hasta el punto en que logra llevarlo por donde quiere y fortalecen su relación. Sin embargo, un día, veremos como Clementine le ha olvidado literalmente y encima establece relaciones con otro tipo, es entonces cuando Joel descubre que ella pidió que le borraran la memoria, por lo que acaba tomando la misma decisión, con tal de olvidar una relación truncada que acabó lo peor posible.
La película comienza realmente cuando entramos en los recuerdos de Joel y seguimos su historia desde el final hasta el principio.Esta película resulta extraña de visionar, pues todo lo vemos a través de la mente del protagonista y resulta tan surrealista que asombra, hay escenas magistrales donde vemos la perspectiva actual del protagonista mezclada con elementos del pasado, como presagiando lo que vendrá luego. También le veremos reflexionar y meditar sobre lo que está perdiendo, asustado por todo lo que está pasando y arrepentido por haber tomado una decisión que considerará erronea.Con todo esto, tenemos una de las mejores historias de amor que haya visto en mucho tiempo, no por nada, pero gracias a este sistema de saltos en el tiempo, con un protagonista reflexivo, podemos saber mucho de esta pareja protagonista, que es tan real y tridimensional como cualquier otra. Ambos tan opuestos que, por esa razón, no pueden evitar desearse el uno al otro, es fácil que nos impliquemos en esta historia, realmente nos llegamos a preocupar por lo que sucede y a rogar que los recuerdos no sean borrados, pues ambos quedarían después como dos desconocidos, como si nunca se hubieran relacionado.Gracias a esto, nos damos cuenta de la vital importancia de nuestra memoria, que se encarga de almacenar momentos del pasado, hasta los más duros son imprescindibles, pues son parte de nuestro aprendizaje en la vida, nos enseñan cosas, a superar otras y a corregir esos errores cuando llegue el momento.
Se trata de un película brillante, sin duda, que es capaz de embaucar a cualquiera y nos maravilla con su prodigioso montaje, repleto de elementos sorprendentes a la hora de pasearnos por los recuerdos. Podemos ver difuminados cuando el protagonista no prestó atención a algo, caras sin rostro porque nunca llegó a verlos en su momento, escenarios que se entremezclan al saltar de un recuerdo a otro y un largísimo etcétera.
Tampoco hay que olvidar a algunos secundarios que se dedican a enriquecer aún más, si cabe, la historia. Pues mientras asistimos a dichos recuerdos, podemos ver cómo hay más gente que está relacionada con esto sin que ellos lo sepan, como cierto Elijah Wood, que interpreta a uno de los miembros del equipo de lavados de cerebro. Esta historia paralela se encarga de explicarnos, sin ningún tipo de redundancia, el mismo tema pero con distinto enfoque, mostrando el desconcierto que puede provocar el jugar con la mente, que se niega a olvidar, justo como la mente del protagonista.
En verdad, nos describe la verdadera naturaleza del amor, como algo innato e imposible de entender.Sobre los actores, debo decir que todos están espléndidos, pero el enfrentamiento interpretativo entre Kate Winslet y Jim Carrey es el que se lleva la zaga, los mejores del reparto, pues dan lo mejor de sí. Resulta sorprendente ver a Carrey sin exagerar sus gestos, sin ningún tipo de expresividad excesiva, sin sobreactuar, está completamente natural, soberbio, interpreta su papel a la perfección. Creo que es uno de sus mejores papeles, junto a The Man of the Moon y El Show de Truman.
Sobre Kate Winslet, decir que está adorable, perfecta, se ha metido dentro de su personaje y sabe ser expresiva cuando debe. Ambos hacen un dúo perfecto, la cámara les adora y saben dominarla, es una pareja excepcional, sin duda.
En fin, ¿qué más puedo decir? Me ha encantado, me parece una pequeña obra maestra, es de esas películas de las que no paras de hablar después de haberla visto. Altamente recomendable.
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