En mi semana de vacaciones (una de tantas) resulta que cambiamos en Madrid totalmente de estación de una primavera/verano pasamos al otoño… una mañana lluviosa que aprovecho para ver Cosas que perdimos en el fuego: con una magnifica actuación de Benicio del Toro y Halle Berry y para escribir el segundo post dedicado a las rupturas o cómo desgranar la gran película Cashback. También quiero dar las gracias a las personas que han conseguido que mi canal del Youtube tenga este galardón:
#83 - Most Viewed (This Week) – Directores. No se quien estará tan loco para ver mis mediocres videos… pero estoy encantado.
Hay un momento después de cada ruptura, para algunos es antes, para otros después que empiezas a fijarte en alguna chica, no me refiero a verla por la calle y admirar sus curvas sino a mirar a una chica de verdad, a MIRARLA con mayúsculas. Cuando las heridas de tu corazón roto han cicatrizado sin darte cuenta, cuando el dolor ha pasado sin tu percatarte de ello, cuando has empezado a respirar a pleno pulmón sin sospechar que la anterior relación ha muerto en tu corazón y de nuevo eres libre para amar a alguien. Hablo de amor, no de sexo, algunas personas están preparadas para el sexo después de una ruptura pero no para el amor.
Ese momento en el que te vuelves a enamorar se parece muchísimo al último por mucho que nos cueste reconocerlo, cada vez que te enamoras es igual a la anterior solamente cambia la forma de percibirlo, nos volvemos mas cínicos e inconscientemente intentamos apagar ciertos sentimientos haciendo que el amor no nos controle como si tuviéramos 14 años, pero ¿que seria el amor si lo controlásemos?. El momento en que un gesto, un momento, una acción de esa persona, de nosotros mismo, una acción como limpiar los restos de un bocadillo hace que apreciemos cada segundo, cada instante que estamos pasando con ella, cuando el espacio y el tiempo se alteran y casi vemos el suceso a cámara lenta, cuando podemos recordar ese momento cuando ya ha pasado, cuando apreciamos ese momento como un pequeño tesoro a camara lenta como si fuera una película cualquiera en la pantalla del cine. Ese momento común es nuestro primer momento con esa persona.
Momento en el que te enamoras.
Ese momento en el que te vuelves a enamorar se parece muchísimo al último, por mucho que nos cueste reconocerlo, cada vez que te enamoras es igual a la anterior solamente cambia la forma de percibirlo, nos volvemos mas cínicos e inconscientemente intentamos apagar ciertos sentimientos haciendo que el amor no nos controle como si tuviéramos 14 años, pero ¿que seria el amor si lo controlásemos?. El momento en que un gesto, un instante, una acción de esa persona, de nosotros mismos, una acción como limpiar los restos de un bocadillo de la comisura de sus labios hace que apreciemos cada segundo, cada nanosegundo que pasamos con ella, cuando el espacio y el tiempo se alteran y casi vemos el suceso a cámara lenta, cuando podemos recordar ese momento cuando ya ha pasado, cuando apreciamos ese suceso como un pequeño tesoro a cámara lenta, como si fuera una película cualquiera en la pantalla del cine. Ese momento mundano es nuestro primer momento con esa persona.
Después de ese instante empiezas a apreciar cada detalle de ese amor, cada momento que puedes pasar con ella, cada línea de su cuerpo, aprecias sus sueños y comienzas a querer compartirlos con ella, empiezas a ver el mundo reflejado en sus ojos, la vida no es ya algo individual sino algo que te gustaría compartir, algo como cuando la gente se casa y alguien dice: “en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte os separe”, el primer beso que pasa a cámara lenta y la sensación de volver a flotar, que vuelves a estar lleno de energía como si participaras en un musical. Vuelves a apreciar las pequeñas cosas de la vida. Has olvidado aparentemente a la otra persona y vuelves a vivir por ti mismo, pero también para ver a al otra persona. El amor ha vuelto y con ello la vida tal y como la sabemos apreciar.
Conocer a alguien.
El proximo, el último post desgranando Cashback.
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