Ser demasiado bruto al tocar las zonas erógenas: el clítoris es mucho más complejo que el pene.
Saltarte los prolegómenos: ir directo al grano puede incomodar.
No lavarte antes del sexo: no hay que ser extremista, pero la higiene es fundamental.
Eyacular en su boca sin preguntar: tu semen no es un manjar.
Olvidar que su cuerpo espera ser tocado: que no falten las caricias. Saldrás ganando.
Intentar coaccionarla para que te haga sexo oral: es muy desagradable. Respétala.
Parar justo cuando ella no quiere que pares: lo estás haciendo bien. ¡Está disfrutando!.
No abrazarla después del sexo: haz que se sienta especial.
Intentar penetrar por detrás 'sin querer': el sexo anal llevo su tiempo y hay que hablarlo mucho. Tus excusas no servirán; el 'no me he dado cuenta' no se lo creería nadie.
Obviar las caricias: el segundo mayor órgano sexual de la mujer, sólo por detrás de la mente, es su piel.
Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada: de impaciente profesional. Espera el momento correcto.
Pensar que el porno es verdad: la realidad es muy distinta.
El clítoris como primera opción: no es bueno despreciar los alrededores.
Caer en la rutina sexual: échale imaginación.
Eyacular demasiado pronto: ella debe terminar primero. Aún así, no hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de sus estímulos vaginales y del punto G.
Dejar que ella haga todo el trabajo: pon de tu parte y muévete un poco.
Intentar forzar su cabeza mientras lo hace: no te pases. Como mucho, sujeta su pelo.
Engancharse a sus pezones como un bebé: es divertido, pero antes hay que allanar el camino jugando con la areola y el resto del seno.
Jugar con su ano antes de que esté suficientemente excitada: mientras estimulas su clítoris y tienes un dedo en su vagina puedes pensar que alomejor le gusta que le toques ahí, pero puedes cortarle el rollo.
No hacerle caso después: pregúntale si le ha gustado.
No darle sexo oral cuando lo pide: no seas vago, es muy placentero para ella. Si no te gusta el olor o el sabor podéis ducharos juntos antes.
Eyacular sobre ella sin pedir permiso: es muy excitante, pero es mejor preguntar primero.
Perder el romance: el amor tiene que estar ahí.
Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada: no seas tan ansioso, es muy incómodo para ella.
Empujar demasiado fuerte: empieza con suavidad y la compenetración entre los dos dirá cómo seguís.
Esperar que se depile para ti: aunque te guste mucho, es cosa suya... y luego pica mucho.
Fotografiar o filmar vuestras relaciones: es peligroso porque das cierto poder a la persona que tiene las imágenes. Hay que estar muy seguros.
Eyacular sin control: si quieres ser un buen amante tienes que hacer un esfuerzo.
Tirar el condón al suelo: qué poco glamour. Su sitio es un clínex y luego la basura.
Besarla con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma.
El típico chupetón en el cuello: no recomendado para mayores de 16 años.
No limpiar después del sexo: todos lo que haya quedado sucio o revuelto debe volver a su estado de origen.
Ser torpe al desnudarla: concéntrate, quítate de la cabeza arrancar nada y no dejes de besarla.
Responder honestamente cuando te pregunta cómo era tu última amante: ella tiene que ser la mejor. Siempre.
Hacerlo sin afeitarte: quizá te sientas atractivo, pero pinchas.
Esperar que ella quiera hacer 'el perrito': darte la espalda mientras hacéis el amor puede hacerla sentir como un objeto sexual.
Preguntarle si quiere hacer un trío con otra chica: creerá que necesitas más. Que lo proponga ella.
Darle cachetes en el trasero sin saber si quiere: puedes acabar con una patada en tus partes.
Intentar reiteradamente y sin éxito penetrarla en la oscuridad: ella puede ayudarte, no seas vergonzoso.
Tumbarte sobre ella: no la aplastes.
Decir guarradas si no sabes si le gusta: un poco de lenguaje picante puede ayudar, pero consentido.
Sujetar su cabeza tampoco vale: no es tan bestia como el anterior, pero puedes agobiarla.
Eyacular o perder la erección al ponerse el preservativo: El primero es raro. El segundo, cuestión de práctica.
Quitarte la ropa de forma ridícula: recuerda que delante de tí hay otra persona. De lo cómico a lo patético hay una línea muy fina.
Lanzarse sin preguntar: no es cuestión de despreciar la sorpresa, pero hay que saber leer sus ojos.
Poner una película porno sin preguntar: muchas cintas dan una imagen sumisa de la mujer.
Pedir perdón por el tamaño de tu pene: ellas valoran más la sensibilidad a la hora de disfrutar.
Intentar copiar: hacerlo tal y como lo hacen en algún libro o película es poco original y no suele salir bien.
Gritarle al oído mientras eyaculas: prueba otro método y no des la nota.
Morderle el lóbulo de la oreja: crees que es sexy, pero puede que ella no piense lo mismo. Duele.
20minutos.es
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